Origen
Se desconoce el origen exacto del manzano, aunque se cree
que procede del cruzamiento y selección de varias especies de manzanos
silvestres europeos y asiáticos.
Según Ponomarenko es “Malus sieversii”, una especie de manzano silvestre que crece de forma natural en las
regiones montañosas de Asia media, podría ser esta especie de la que se habrían
originado, hace 15.000-20.000 años, las primeras razas cultivadas de manzano.
Malus
domestica o manzano se cultiva desde hace más de 15.000 años, su origen parece
ser el Cáucaso y las orillas del Mar Caspio. Fue traído a Europa por los
romanos y en la actualidad existen unas 1.000 especies, como resultado de
diferentes hibridaciones entre especies silvestre
La manzana es la fruta más famosa y una de las más
antiguas. Es posible que fuera uno de los primeros frutos en consumir el hombre
en forma silvestre y uno de los primeros en cultivarlo. Ya existía en el
Paraíso (Eva ofreció a Adán una manzana) el libro del Génesis nos lo cuenta.
Sea o no cierta la historia de la manzana de Eva, lo que sí es verdad, es que
la manzana es previa al Paleolítico y durante este periodo los movimientos
migratorios del hombre la difundió por todos los sitios.
La manzana “se considera indígena de la región limitada
al norte con las montañas del Caucáseo meridional, al sur con la parte norte del
Irán, por el este con el Mar Caspio y por el Oeste con Trevisonda en Turquía
sobre el mar Negro. Entre esos límites se encuentran los estados de
Georgia, Azerbaiján, Armenia, Azerbaiyán, la parte correspondiente al Norte de
Irán y la zona Este de Turquía”.
Historia: La Arqueología ha permitido saber que en la
Edad de Piedra, y en Europa Central, se consumían las manzanas frescas y
desecadas al sol. Un poco más acá en el tiempo, esta fruta aparece mencionada
en los primeros escritos egipcios y chinos; en la Biblia (586 a.c), Código de
Manú (siglo V a.c.); en la “Historia de las Plantas” del griego Teofrasto
(300 a.c); en obras de botánica hechas por romanos (Varrón Marco Terencio y
Plinio Segundo Cayo), las cuales nos cuentan que el Imperio también fue difusor
de este fruto en las regiones que conquistó.
Según cuenta el texto citado, pese a su origen salvaje,
durante la Edad Media, la manzana fue cultivada y consumida por las clases
sociales acomodadas: “Desde sus inicios en Europa, este cultivo era
exclusividad de los monasterios y de la nobleza, quienes ubican sus huertos en
lugares aislados como pantanos drenados o laderas de colinas. Con posterioridad
lo heredan los lores, agricultores y ciervos llegando en siglos más recientes a
extenderse y formar huertos comerciales.
“Con los primeros colonizadores llega al Nuevo
Mundo, aunque existen informaciones de haberse encontrado evidencias de esa
fruta en restos de colonias vikingas halladas en Groenlandia y Canadá, que
datan de más de 400 años antes del descubrimiento de América por Colón”.
El
origen de la palabra “manzana” en castellano
Los textos
literarios atestiguan mançana desde el Cantar de Mio Cid. En la razón de amor,
su desconocido autor vio venir una doncella que entre otros primores tenia
“cara fresca como la mançana”. En los Milagros de Nuestra Señora, cuenta Berceo
que los diablos cogieron por las sienes el alma de un pecador.
La
denominación actual de manzana, es también antigua. Es propia la palabra de las
lenguas centrales y occidentales de la Península. En otras lenguas romances la
manzana se designa con terminos derivados del latin “pomum” que se aplica a
todas las frutas con hueso o pepita.
En
castellanos, leonés y gallego-portugués, se prefirió la forma latina también
plural que se usaba para referirse a una especie particular de manzana. Se
decía “mala matiana” según Plino, a una variedad de “ mala” que adoptó ese
adjetivo de honor de un escritor latino, tratadista de agricultura, Caius
Matius, coetáneo de César. Renunciando a decir “mala”, se usó el adjetivo
aislado. Y así, “matiana” resultó “maçana” y en fin manzana.
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